Qué es la Bursitis

admin Last updated on: March 31, 2023

Los deportistas y profesionales que someten sus articulaciones a movimientos muy repetitivos suelen sufrir la inflamación de las bursas. Conoce cómo prevenir este tipo de lesiones y cómo aliviar su dolor.

La bursitis es una inflamación de las bursas, unas estructuras en forma de saco situadas entre los tejidos blandos (músculos, tendones, piel) y las prominencias óseas subyacentes. Su función es disminuir la fricción del hueso con los tejidos blandos durante el movimiento de las articulaciones. Se pueden localizar en zonas donde puede existir fricción entre las partes blandas y el hueso, hombro, codo, etcétera.

La inflamación de las bursas produce hinchazón y dolor en las mismas, lo que limita el movimiento de la articulación afectada. Los síntomas de la bursitis dependen de la zona afectada y pueden aparecer de forma repentina o de forma gradual, aumentando el dolor.

La persona que sufre de bursitis puede notarlo por el tacto, ya que la piel que rodea la bursa está más sensible y se aprecia un aumento de la temperatura local.También puede producirse un aumento en la cantidad de líquido dentro de la bursa. En las articulaciones más superficiales puede aparecer hinchazón y enrojecimiento. Otro síntoma de la bursitis es la posible disminución de la movilidad de la articulación por el dolor.

¿Quién la sufre?

La bursitis es más frecuente en aquellas personas que, por su trabajo, utilizan de manera repetida y excesiva una determinada articulación, como es el caso de las peluqueras, cirujanos o carpinteros y en deportistas como los atletas dedicados al lanzamiento, corredores, futbolistas, baloncestistas o jugadores de balonmano, e incluso los bailarines.

También puede ser habitual en personas que tienen una mala postura en su día a día o hacen un uso incorrecto de determinadas articulaciones.

Causas de la bursitis

La bursitis puede deberse a dos grandes grupos de entidades:

Bursitis de causa mecánica o traumática: debida a lesiones, contusiones o como consecuencia de un movimiento repetitivo o una presión prolongada y excesiva de la articulación.

Bursitis de causa inflamatoria sistémica o metabólica: como la artritis reumatoide, por gota, heridas o infecciones. Además, puede estar asociada a la enfermedad tiroidea o a la diabetes.

Se habla de una bursitis aguda cuando los síntomas aparecen en un corto espacio de tiempo, generalmente con inflamación asociada (enrojecimiento y calor de la zona). Su causa más frecuente es un traumatismo directo o la repetición de movimientos que provoquen rozamiento en la bursa (actividades profesionales o lúdicas en las que se repita un movimiento, como levantar pesas -en las bursitis de hombro- o rezar de rodillas -en las bursitis de rotulianas, popularmente conocidas como beatas-).

En ausencia de trauma o daño repetido sobre la bursa es importante descartar una posible infección, enfermedad inflamatoria o metabólica.

La bursitis crónica es el resultado de haber sufrido repetidas bursitis agudas, o bien se produce cuando la curación de una bursitis es incompleta, perpetuándose la hinchazón. En la bursitis crónica los síntomas pueden estar presentes durante varias semanas y suelen ser recurrentes.

Diagnóstico de la bursitis

Para diagnosticar la bursitis el médico analizará el historial médico completo del paciente y realizará una exploración de la articulación dañada.

En las regiones más superficiales, como el codo o la rótula, los signos inflamatorios son muy llamativos y el diagnóstico puede hacerse por exploración directa.

En las regiones profundas como la cadera o la región del psoas pueden ser necesarios métodos de imagen para diagnosticarla, como una ecografía o una resonancia magnética. Las radiografías pueden ayudar a descartar la existencia de daño óseo asociado o cuerpos extraños que hayan penetrado en la región en caso de traumatismos.

Siempre se debe aspirar y analizar el contenido líquido de la bursa para precisar mejor el diagnóstico de la bursitis.

Tipos de bursitis y prevención

La clave para prevenir la bursitis es corregir el gesto técnico o postural que la provoca. Por otro lado, también es conveniente utilizar protectores de las articulaciones durante la práctica de actividad física. Sin embargo, los síntomas y tratamiento de la bursitis van a depender de la articulación afectada. Así, podemos encontrar los siguientes tipos de bursitis y una serie de recomendaciones más ajustadas para cada una de ellas:

Bursitis del tendón de Aquiles anterior: suele llamarse enfermedad de Albert, en este caso la inflamación se localiza en la bursa situada en la parte posterior del tobillo, delante de la unión del tendón al talón.

Si quieres prevenir este tipo de bursitis no utilices zapatos muy rígidos o con contrafuertes elevados, lo mejor es que incluyas un contrafuerte blando en el reborde posterior del zapato.

Bursitis del tendón de Aquiles posterior: la inflamación se sitúa en la bursa posterior del tendón de Aquiles a nivel del calcáneo. Es muy frecuente en mujeres jóvenes, por presión del tejido blando del talón contra la parte posterior del calzado (contrafuerte del zapato) al caminar.

Puede prevenirse cortando una hendidura en forma de “V” en la parte posterior del zapato o introduciendo una plantilla en la región del talón que lo eleve.

Bursitis de la cadera o trocantérea: se produce por causa mecánica (rozamiento del tensor fascia lata sobre el trocánter o golpe repetitivo en la zona) o reumática metabólica.

Prevenla utilizando zapatillas cómodas, planas y bien ajustadas al pie, que permitan una buena alineación de piernas y cadera; si corres hazlo por superficies regulares y planas; evita estar de pie mucho tiempo seguido, y al sentarte hazlo sobre superficies blandas o acolchadas. Este tipo de bursitis puede prevenirse en deportistas como porteros de fútbol con el uso de acolchamientos laterales. Las debidas a causas reumáticas metabólicas no pueden prevenirse.

Bursitis del codo: en este tipo de bursitis la inflamación se produce en la bursa situada entre la piel y los huesos del codo, justo por debajo de la punta. Puede ser debida a un traumatismo directo, una presión constante sobre el codo por apoyo continuo sobre una superficie rígida o por un uso excesivo, como es el caso de los tenistas o golfistas, o bien por causa metabólica, como la gota.

Para prevenirla es importante evitar los movimientos inconscientes en los que se produce rozamiento en los codos, como estudiar con los codos apoyados, o incorporarse en la cama apoyando los codos contra el colchón.

Bursitis medial de la rodilla: la inflamación se localiza en la bursa situada entre la espinilla y los tres tendones de los músculos de la parte interior de la rodilla, bien por sobrepeso, artritis, uso excesivo de la rodilla o mal movimiento de la misma…

Puede evitarse el roce colocando una almohadilla entre los muslos en la cama.

Bursitis prepatelar de rodilla: se produce una hinchazón dolorosa de la cara anterior de la rodilla, sobre la rótula. Es típica de profesiones o actividades en que se pasa mucho tiempo de rodillas, como mineros, enmoquetadores o religiosos.
Puede prevenirse colocando un almohadillado protector al realizar estas actividades.

Tratamiento de la bursitis

El tratamiento de la bursitis indicado por el médico va a depender del estado general del paciente: su edad, estado de salud, historial médico, tolerancia a medicamentos y terapias y las condiciones en las que se esté desarrollando la bursitis.

El tratamiento para las bursitis causadas por un traumatismo o por causas reumáticas o metabólicas incluye reposo, hielo durante tres o cuatro veces diarias los primeros días, compresión y elevación de la articulación dañada. Se acompañará de antiinflamatorios para el dolor. En ocasiones pueden ser necesarias las inyecciones de cortisona en la zona afectada.

El tratamiento para las bursitis que han sido causadas por una infección bacteriana incluye antibióticos. Pueden ser necesarias aspiraciones repetidas del líquido, e incluso el tratamiento quirúrgico con extracción de la bursa infectada.

Se aconseja evitar sobreesfuerzos y aquellas actividades en las que se requiera un uso excesivo de la articulación afectada e iniciar un tratamiento de fisioterapia en el caso de que la bursitis se cronifique.

Fuente: webconsultas.com

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